sábado, 20 de marzo de 2010

VIVIR EL TANTRA.

Qué es Tantra Tantra - Según Horacio Rodríguez Porto –

El tantra es una visión que le permite al ser humano un camino hacia el crecimiento interno. El tantra le hace de acelerador evolutivo el cual le hace tomar conciencia de que el crecimiento espiritual solo lo conseguirá cuando entienda, comprenda, tome plena conciencia de que está constituido por dos energías, una material y otra espiritual. Que necesita amalgamar ambas energías en pos de su desarrollo y crecimiento. Para ello la fuerza suprema le ha posibilitado una estructura bioenergética (electromagnetismo) que tiene que conocerla y ponerla en funcionamiento para que con su aprovechamiento incremente su caudal volitivo y así poder lograr una libertad plena en todos los aspectos de su vida.

El ser humano en las distintas sociedades del mundo, de acuerdo a las diferentes idiosincrasias, costumbres, culturas, dogmas, influencias religiosas, condicionamientos políticos con sistemas socioeconómicos-limitantes-o demasiado consumistas, circunstancias que lo llevan a situaciones de miedos, de apegos, de culpas, de adoptar o adquirir sentimientos que lo privan de la libertad. Una libertad inherente a su ser, una libertad que nace con él, que está implícita en su ser, una libertad que lo rescataría de su sensación de haberse perdido, si se animara a hacer uso de ella, una libertad que pertenece a la fe, la fe vista, no como una muleta que lo sostiene, sino una fe en la naturaleza suprema, en la DIVINIDAD DE SU ESENCIA, ello le proporcionaría una fuerza que le da confianza, que le aumenta su autoestima. Le hace creer en sí mismo, le haga ser auténtico, leal a sí mismo, le hagan liberarse del rebaño, le haga sentirse con un autoconcepto de sí-mismo sin la necesidad permanente de aprobación, con las fluctuaciones que le generan dejarse llevar por las ‘tasaciones’ de su persona que hacen los demás.

A través del tantra puede recuperar la libertad perdida, puede quitarse los grilletes que él mismo se puso, derribar los barrotes que lo encarcelan, que él mismo construyó.

Reaprender lo que ya sabía cuando era un bebé y hasta los tres años él sabía que con la respiración dominaba sus emociones, que el dolor lo expresaba llorando con todas sus fuerzas y eso lo aliviaba interiormente, le quitaba la angustia y la ansiedad, un medio más que natural y oportuno de manifestarse, cuando juntaba enojo o rabia sabía que con un grito fuerte y sostenido se liberaba del sentimiento de ira y quedaba aliviado, libre de toda presión interna, que si golpeaba una almohada o un cojín, se desahogaba y quitaba todas las tensiones, que luego al crecer por inteligencia natural sintió en su adolescencia que si se masturbaba liberaba su tensión medular que tan inquieto y a la vez rígido lo ponía, ahí descubrió la gran ‘fusión’ del orgasmo y sus beneficios. Si el hombre hubiera seguido haciendo uso de estas cuatro formas de liberación de las pulsiones y de las pasiones, no hubiera permitido que luego fuera presa de su enajenación o que la medicina lo despersonalizara suprimiéndole síntomas que solo le avisan, le reflejan que está frenando la expresión de la naturaleza.

Estamos viendo solo cuatro posibilidades de expresión, que le han sido concedidas por la naturaleza, que no las tiene que comprar en una farmacia, en una tienda, en un free shop, no solo las tiene que activar, recuperar, poner en marcha nuevamente, volver a aquel momento en que dejó de utilizarla. Si el ser humano observara conscientemente con mucha atención, verá que en un porcentaje muy alto, sorprendente, está violando las leyes naturales, que si se diera cuenta, disfrutaría más de la vida no haciéndolo.

Lograría con más facilidad el placer y encontraría gozo en todas las cosas.
En el buen uso de las leyes naturales, podría recuperar la libertad perdida. Entonces sí, sentirá que ‘tiene’ calidad de vida. Es ahí donde prima el valor de la vida, de la salud (física, mental, emocional del hombre).